jueves, 12 de enero de 2017

Comentario de Daniel Rojas Pachas a Trabajo de Campo


Documento de una generación

Comentario de Lorena Amaro a Los Bigotes de Mustafá en Revista Santiago


Los bigotes de Mustafá, una novela de juventud con algo de candidez entusiasmada, puede ser leída como el documento sincero y afectivo de una generación, la de aquellos que nacieron en torno a la fecha del Golpe y que llegaron a la adolescencia sin haber conocido más gobierno que una dictadura.
A Jaime Pinos se lo conoce en el ambiente literario como un poeta de calidad, autor de Criminal y Almanaque, buen conocedor de la poesía de sus contemporáneos y generoso con los más jóvenes, a quienes comenta en el conjunto de textos Visión periférica. Ejercicios críticos (2015). Pero antes de todo eso, antes de ser poeta, antes de ser crítico, Pinos incursionó por una vez en la novela con Los bigotes de Mustafá (1997). Por entonces comenzaba a gestarse La Calabaza del Diablo, proyecto en el que Pinos colaboró activamente, tanto con la publicación de este primer libro bajo ese sello como en la redacción de la revista homónima, que marcó una época para los lectores chilenos.

A 20 años de la publicación de aquella primera novela y a 10 de que muriera Pinochet (aludido en esta obra como “El Jefe Supremo”), Los bigotes de Mustafá es reeditada por LOM, una editorial comprometida desde hace décadas, como la propia escritura de Pinos, con la crítica política y social. Esta reedición debe ser leída en este contexto. Constituye un gesto de recuperación de la memoria: Los bigotes de Mustafá, una novela de juventud con algo de candidez entusiasmada, puede ser leída como el documento sincero y afectivo de una generación, la de aquellos que nacieron en torno a la fecha del Golpe, y que llegaron a la adolescencia sin haber conocido más gobierno que una dictadura.

Cuando se publicó el texto, Pinos tenía 26 años y esa juventud se deja sentir en las páginas de la novela: un grupo de amigos opositores a la dictadura, casi recién salidos del colegio, se autodenomina “La Logia” y se reúne a escuchar discos, fumar “hipotálamos” y tramar acciones poético-políticas contra el Jefe Supremo. Quien lleva la cuenta de los días en un “Anecdotario Magistral” es el “Escriba”. Al ritmo de Fito Páez, Silvio Rodríguez, Charlie Parker y Chet Baker, esta libreta revela los deseos de aquellos jóvenes ansiosos por vivir libre y lúdicamente la amistad, los proyectos, las luchas.
La narración se establece a partir del momento en que el Escriba encuentra sin querer el cuaderno (“seguramente buscaba algún libro de Cortázar”, dice literal y simbólicamente) y estructura lo que nunca antes pudo conseguir: una novela. Al material hallado se suman recortes de prensa e imágenes que permitirán completar la historia de un tiempo, el del año del plebiscito, 1988: “Hago esto para ayudar a la memoria a recordar. A recordar ese tiempo que ahora parece tan lejano y está apenas a la vuelta de la esquina. Ese tiempo en que todo era tan distinto”.

Emplazado ya en la decepcionante década de los 90, cuando la memoria de las luchas está todavía fresca pero parece lejana, el Escriba relee y reescribe porque este ejercicio “puede servir como una pista de quiénes éramos entonces para ayudarnos a saber quiénes cresta somos hoy en día”. Es, entonces, la búsqueda obsesiva de una generación que perdió el sentido histórico que animó a la generación de sus padres, desde el momento en que el cambio de mando del 89 se reveló como una forma de continuidad económica y social, con el poder militar todavía muy presente.

La novela no está del todo lograda. Además de instalarse ciertos estereotipos de género (las mujeres “brujas”, intuitivas, afectivas; los hombres políticos e intelectuales), el final resulta acelerado e ingenuo. Sin embargo, quien la lea encontrará una serie de aciertos de observación, que exhalan el aire enrarecido y vil de la dictadura: “Encender el televisor y ver desde la pantalla al animador de las tardes sabatinas que sonríe y le pregunta al concursante a quemarropa: ¿dispara usted o disparo yo? Usted. Redoble de tambores. El animador alza el revólver de fogueo. ¿Está seguro? Close up al rostro tenso del concursante. Casado, cinco hijos, cesante hace seis meses. ¿Está seguro? Los millones, el auto cero kilómetro, el viaje al Caribe (…) El animador que empieza a jalar lentamente el gatillo”. Fotos, noticias, anécdotas de un tiempo que revive en la escritura de Pinos con proximidad y que se agitan en el sótano de la memoria: “Descalificada canción peruana. Polémica entre los organizadores del Festival de la Canción desató la canción peruana, que repite 18 veces la palabra NO en el estribillo…”.

El lenguaje, sencillo y musical, está al servicio de las modestas anécdotas de los personajes. Los encarcelamientos y la represión se viven cotidianamente, como el retorno del exilio o el entrenamiento de guerrilla. La novela de Pinos vive como un documento, que interpela afectivamente a los jóvenes de entonces. Por lo mismo, porque es el canto a una generación y se trata de una especie de edición conmemorativa, LOM pudo cuidar un poco más la revisión de las numerosas erratas (“Billy Halliday”, “Charly Parker”) que burlan la construcción de esa memoria y distraen de las principales preguntas que plantea el libro: cómo se escribe una novela, y sobre todo cómo se puede salir de “la Gran Amnesia”.


martes, 10 de enero de 2017

Vuelve Los bigotes de Mustafá


Txt de Ramón Díaz Eterovic en revista Punto Final

Jaime Pinos Fuentes (1970) pertenece a ese grupo de escritores que eran niños al momento del golpe militar, y que años más tarde, un poco antes y después de la mentada recuperación de la democracia, se une a las luchas estudiantiles que desde entonces han puesto su acento en las desigualdades económicas y sociales que caracterizan a la sociedad chilena. Pinos es un autor de amplio registro. Como poeta ha publicado “Criminal”, “Almanaque” y “80 días”, textos estrechamente unidos al acontecer social y a personajes marginales. 

El año 2014 publicó “Visión periférica” un libro de ensayos, crónicas, entrevistas y notas de lecturas que muestran otra faceta de Pinos, la de un escritor preocupado de la escena literaria y política chilena que explora en distintos textos publicados por otros autores en los últimos años. Textos que en su mayoría han recorrido los caminos de la autoedición, de la marginalidad editorial que identifica a muchos autores de las nuevas hornadas. Su apuesta en este libro busca abrir brechas para el debate literario y ampliar horizontes a la crítica literaria más bien pobre de espacios que caracteriza al medio literario nacional. “Visión periférica” es un libro importante para quienes quieran conocer una mirada distinta del quehacer literario; una mirada que escudriña en los márgenes para hablar de textos y creadores que habitualmente no ocupan las páginas de los acotados medios de la prensa, y en los cuales, generalmente, las páginas culturales son escasas y con poco espacio para los escritores más jóvenes e innovadores. Un libro que dialoga con la tradición poética, encarnada en poetas como Enrique Lihn y Gonzalo Millán. Según Pinos, sus textos de “Visión Periférica” apuntan a reconocer “lo que se ve por el rabillo mientras se mira hacia adelante”. Textos “para ensanchar la visión y volver más ágil el ojo del lector, porque así como la vida cotidiana, la Historia verdadera no está hecha de efemérides, la literatura tampoco está exclusivamente en la soledad de las cumbres. Las cumbres son para los andinistas y los profetas, como dice Gonzalo Millán. Lo que importa son los valles, los espacios donde realmente habitamos. Donde día a día, escribimos y leemos”. Una cita extensa de Pinos que reproducimos porque sintetiza fielmente la postura crítica y creativa de su autor. 

Jaime Pinos fue uno de los fundadores de la emblemática revista “La calabaza del diablo”. En 1997 realizó su primera incursión en la narrativa, publicando la novela “Los bigotes de Mustafá”, que pese a sus pocos ejemplares, dio de qué hablar entre quienes la leyeron y obtuvo un importante reconocimiento en el Premio Municipal de Santiago. Una novela que vuelve a estar a disposición de los lectores, publicada esta vez por la editorial LOM. 

“Los bigotes de Mustafá” es una novela de crecimiento, protagonizada por un grupo de muchachos que ven con incertidumbre y no pocos temores el rumbo que sigue el país al mando del dictador y sus secuaces. Muchachos que buscan un proyecto vital antes que la vida los consuma con sus rutinas y cansancios. “Pienso en este país que nos tocó vivir –dice el narrador de la novela-. Este país en que hemos crecido. Este país donde aprendimos a leer deletreando los nombres de los últimos asesinados en las paredes del barrio y al día siguiente, en las letras rojas del diario, las promesas del Jefe Supremo anunciando el futuro esplendor de la patria”. Los muchachos integran un grupo que llaman la “Logia”, unidos por cierto desamparo y un instintivo sentido solidario. Cada miembro del grupo es un mundo aparte, desde los que aspiran a ser músicos o escritores, hasta la hija de exiliados que no se reconoce en el país de sus padres, o el caso de Esteban, quien decide seguir el camino de la lucha armada contra el tirano. La “Logia” constituye una buena síntesis de las inquietudes y derroteros juveniles de la época. La novela también acierta en el retrato social de los días anteriores al plebiscito entre en el Sí y el No. El miedo para expresarse, las dudas sobre el proceso, las presiones reiteradas de la dictadura, son entre otros, elementos que se desarrollan a lo largo de esta novela que pese a los años transcurridos desde su primera publicación, mantiene su atractivo, el acento lúdico, la complicidad que generan sus protagonistas. Destaca también su estructura de diario intervenido con fotos, recortes de prensa, poemas y otros elementos que permiten representar con mayor precisión los aires de la época y los sentimientos de los personajes.

“Los bigotes de Mustafá” es una buena novela que nos sitúa en una época de esperanza y anticipa muchas de las falencias que caracterizan a la sociedad chilena actual. Un texto original y atractivo de un autor que es una voz importante de su generación y que siempre presenta propuestas literarias que, como espejo implacable reflejan los rostros de un país que parece naufragar en las desigualdades más profundas. 

Publicado en Revista Punto Final N° 863.